SUPERVISIÓN INTELIGENTE

(NOTA: Este artículo fue publicado originalmente en el diario venezolano ÚLTIMAS NOTICIAS, como parte de la columna semanal del autor, denominada SEGURIDAD POR LA IZQUIERDA)

Pablo Fernández Blanco
En la columna pasada, comentamos las características del Patrullaje Inteligente. Hoy nos detenemos en un aspecto fundamental, como lo es la supervisión. La supervisión del Servicio de Patrullaje es un elemento transversal del modelo policial bolivariano, dirigido a la mejora continua de los procesos técnicos del servicio para garantizar y preservar condiciones de seguridad y protección a las personas y sus bienes, así como del ejercicio de la profesión policial en mejores condiciones.
Esta filosofía de trabajo concibe el rol de supervisión bajo principios de liderazgo proactivo, ético y profesional, articulando criterios objetivos para la ejecución y evaluación de los procesos sin menoscabo de la autonomía y creatividad profesional de cada funcionaria y funcionario policial, en tanto se promueve la disertación y reflexión crítica, abierta a diversas perspectivas y flexible frente a escenarios de incertidumbre y alta complejidad. Este liderazgo asume los problemas de la comunidad no como un actor externo eximido de responsabilidades sino que, por el contrario, interviene y se involucra en el diagnóstico de los fenómenos criminógenos y en la búsqueda de soluciones efectivas en constante diálogo con la ciudadanía y sus sentidas demandas.

En el marco del servicio de vigilancia y patrullaje entendemos por supervisora o supervisor aquella funcionaria o funcionario policial que realiza la labores de monitoreo permanente, evaluación del desempeño de las unidades de trabajo y de la zona donde se despliega el servicio bajo su responsabilidad en atención al plan de vigilancia y patrullaje, que incluye la sectorización del terreno. El supervisor/a debe garantizar el correcto despliegue del servicio de vigilancia y patrullaje en atención al plan diseñado, considerando, claro está, la variante operativa, es decir ese margen de flexibilidad en la prestación del servicio a fin de adecuarlo a las particularidades del contexto orientado por el objetivo de tornar más eficiente la labor y atender mejor a la ciudadanía.
Esta garantía incluye el monitoreo de las unidades de trabajo (agrupadas en escuadras) por parte del supervisor/a de primera línea, y de los grupos de trabajo (conjunto de escuadras) por el supervisor general. La supervisión verifica que cada policía que despliega el servicio se encuentre en los sectores asignados, realizando las labores correspondientes, y atento al servicio que prestan las unidades de trabajo; orienta los correctivos en campo que sean necesarios y también reconoce las necesidades de las unidades de trabajo en la prestación del servicio y potenciar así su labor. De esta manera, el supervisor/a en sí mismo es una unidad de trabajo, monitoreo, evaluación y apoyo para las unidades bajo su responsabilidad, así como un canal de comunicación entre la calle y el cuerpo de policía, e internamente entre diferentes niveles de la institución policial.

Para hacer esto, el supervisor o supervisora debe contar con algunas capacidades básicas, entre las que podemos destacar:
• Capacidad de planificar. Conoce el plan de patrullaje y tiene la posibilidad de adecuarlo al contexto puntual en el que se debe desplegar, considerando situaciones geográficas y dinámicas sociales.
• Capacidad para coordinar las labores de los funcionarios y funcionarias policiales en torno a los objetivos y metas específicos contemplados en el plan de patrullaje.
• Capacidad para comunicarse efectivamente con su escuadra o grupo de trabajo según el caso, así como entre supervisores, el coordinador del servicio y la ciudadanía. Esta comunicación debe ser directa y no sólo por medio de las radios o equipos. El supervisor debe estar en la calle, junto a las unidades de trabajo.