INTELIGENCIA SÍ, VIOLENCIA NO (I)

(NOTA: Este artículo fue publicado originalmente en el diario venezolano ÚLTIMAS NOTICIAS, como parte de la columna semanal del autor, denominada SEGURIDAD POR LA IZQUIERDA)

Pablo Fernández Blanco

pabloefb@yahoo.com

El fenómeno criminal asume expresiones diversas, que afectan la paz social y la certidumbre ciudadana ante situaciones que generan intranquilidad, inseguridad, zozobra o miedo en la población.
Para nadie es un secreto que el abordaje del tema de la criminalidad exige una mirada multifactorial, es decir, considerar no uno sino un enorme número de elementos que inciden para que el delito ocurra, se controle o disminuya (hablar de su extinción sería utópico en este y en cualquier contexto). Sin embargo, a pesar que lo anterior es un elemento obvio, en la práctica la percepción de la ciudadanía se concentra más en unos elementos que en otros, tal vez por resultarles muchos de ellos ajenos, poco comprensibles o técnicamente desconocidos. Dicho de otra forma, el ciudadano de a pie tiene una comprensión empírica de muchos de los elementos que analiza la criminología, pero no está obligado a comprenderlos o conocerlos todos en su dimensión más científica. Ahí entra en todo caso el trabajo de formación y promoción educativa en temas de seguridad ciudadana, que corresponde a los organismos del Estado o a las organizaciones de la sociedad.
Sirva esta introducción para explicar que la lucha contra la delincuencia, más allá de los que el ciudadano de a pie asume o cree, no se limita solo a la acción policial, tan exigida y a veces cuestionada. Ésta es un eslabón en un conjunto de aspectos que inciden para confrontar el fenómeno delictivo. Nada hacemos con una labor policial que no vaya acompañada de un sistema de justicia eficiente y eficaz, un sistema penitenciario optimizado para cumplir su labor, una atención oportuna a las víctimas y antes que todo eso: una labor efectiva de prevención. Cuando todos o algunos de esos componentes mencionados no funcionan, todo el sistema entra en colapso y surgen formas violentas de respuesta social, como por ejemplo los linchamientos. De ello hablaremos en la próxima entrega.