DISCIPLINA POLICIAL (II)

(NOTA: Este artículo fue publicado originalmente en el diario venezolano ULTIMAS NOTICIAS, como parte de la columna semanal del autor, denominada SEGURIDAD POR LA IZQUIERDA)

Pablo Fernández Blanco

En el artículo anterior iniciamos el análisis de uno de los aspectos que ha generado críticas reiteradas a la actuación policial en Venezuela como es el referido a la disciplina de las y los funcionarios policiales.
Más allá del amplio marco legal vigente en la materia, que establece claramente los regímenes disciplinarios para las policías ostensivas del país y para el CICPC, con faltas y sanciones especificadas, procedimientos detallados y garantías del debido proceso, el problema toca otras dimensiones mucho más complejas y por ende que nos obligan a una visión integral del tema disciplinario. Es preciso evitar la tentación que suele generar el fetichismo jurídico, de creer que solo con normas se logrará consolidar una cultura policial sostenida en una férrea disciplina y ética del servicio. Destaco por tanto algunos elementos importantes a evaluar “antes, durante y después” para entender la problemática disciplinaria que involucra la actividad policial:
1. En el antes y el durante, los procesos de valoración de la carrera, selección y formación: Esto se vincula necesariamente a la percepción social que muchos tienen de la carrera policial y donde aún prevalece en algunos sectores un imaginario superficial que ve en el “ser policía” la posibilidad de lograr acceso a cuotas de poder, estatus, recursos (arma, placa, vehículo…) más que a una opción vocacional de servicio público. Un sencillo estudio realizado a partir de un ejercicio con diversos liceístas para identificar tendencias vocacionales denotó como los jóvenes que presentaban mayores conductas disruptivas e incluso violentas colocaban mayoritariamente como opción vocacional estudiar para “ser policía, ser CICPC, ser Sebin”.
Si algo ha dificultado históricamente la sana conformación de la institucionalidad policial, y en el actual modelo policial bolivariano también es un problema, es lograr que se respeten los perfiles de ingreso garantizando la idoneidad de las personas que aspiran cursar la carrera policial. Todos los filtros aplicados terminan siendo muchas veces insuficientes a la hora de evitar que ingresen sujetos poco probos a las policías. La labor mancomunada aquí entre la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), los propios organismos policiales, las academias aún existentes y las comunidades de origen de los aspirantes es fundamental para decantar con criterio a las y los aspirantes.
De todo lo dicho se deriva por tanto la necesidad de un trabajo mancomunado, socio educativo, cultural, institucional, que permita revalorizar y reconceptualizar positivamente la carrera policial, desterrando imaginarios errados y negativos, especialmente en los jóvenes, y generando el filtro temprano para atajar el problema antes que se produzca.

2. En el después, la supervisión policial: en la medida que los mecanismos de supervisión sobre la prestación de los servicios policiales sea más constante, rigurosa, metódica y sistematizada, se podrán hacer detecciones tempranas de fallas disciplinarias y aplicar correctivos. El tema radica en la debilidad que presentan muchos cuerpos policiales en el nivel táctico (de supervisión) y por tanto en la capacidad de despliegue para esta labor. Esto es fundamental garantizarlo para poder cubrir los principios sustantivos de ponderación de las faltas, proporcionalidad de las sanciones, reentrenamientos requeridos e individualización de las medidas de corrección según el nivel de responsabilidad de cada funcionario o funcionaria en las faltas cometidas.